Roberto tuvo la fortuna de comenzar a trabajar en la Facultad de Ciencias de la UNAM unos años después de haber concluido su doctorado en la Universidad de Carolina del Norte. Cursó la licenciatura en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y su maestría en la UNAM. Casi desde el principio de su acercamiento formal a las matemáticas se enamoró perdidamente de la topología y la teoría de conjuntos, aunque estas damas no le correspondan. Desde hace unos años se ha vuelto un apasionado de la gente que escribe libros sobre sus pasiones (por ejemplo, fotografiar y documentar tumbas en cementerios), pero aún disfruta de las buenas ficciones.